El Pensamiento Sistémico: Las 11 leyes explicadas.
La quinta disciplina de Peter Senge.
La Quinta Disciplina, también conocida como Pensamiento Sistémico, surgió de la mente innovadora de Peter Senge en 1990, creando así un enfoque revolucionario en la administración de empresas. El propósito fundamental del pensamiento sistémico es la creación de “organizaciones inteligentes”, capaces de afrontar desafíos, resolver problemas y adaptarse a entornos en constante cambio.
Senge sostiene que la clave para transformar y enfrentar los desafíos y problemas actuales que enfrenta una empresa radica en identificar puntos de apalancamiento, es decir, aquellas áreas clave donde se pueden implementar acciones pequeñas y enfocadas que generen cambios significativos y duraderos, impactando positivamente en la organización.
Es en este contexto donde surgen las leyes del Pensamiento Sistémico. Sin embargo, la implementación y adaptación a este enfoque demandan trabajo y esfuerzo, ya que inevitablemente se encontrarán obstáculos, a los que Senge denomina “barreras de aprendizaje”. Si deseas saber con mayor profundidad sobre este tema, puedes leer nuestro artículo en el siguiente link.
Las 7 barreras del aprendizaje organizacional – La quinta disciplina
Senge propone once leyes que pueden aplicarse en cualquier organización. Estas leyes se convierten en herramientas valiosas para aquellos que buscan fortalecer sus habilidades de resolución de problemas. ¡Descubre cómo las leyes del pensamiento sistémico pueden transformar la manera en que entendemos y dirigimos las organizaciones!
Las 11 leyes del Pensamiento sistémico explicadas.
1. Los problemas de hoy derivan de soluciones de ayer.
Ante la aparición de un problema, muchas veces se buscan soluciones rápidas y nuevas, que solo tapen el problema momentáneamente desplazando el mismo a otra parte del sistema o nuevos agentes que lo heredaran. Sin embargo, en muchas ocasiones podríamos hallar soluciones efectivas y duraderas si nos tomáramos un tiempo para investigar como se resolvieron problemas similares en el pasado.
2. Cuánto más se presiona, más presiona el sistema:
En primer medida hay que entender que el problema, las soluciones y el sistema trabajan en conjunto. Por lo tanto, cuanto más presionamos al sistema en búsqueda de soluciones rápidas y fáciles, muchas veces estamos contribuyendo a generar más o nuevos inconvenientes o dificultades. También a la inversa, si la solución a implementar es acertada, porque nos tomamos el tiempo de buscar soluciones efectivas, el sistema provocará respuestas positivas.
Es decir que dependiendo del tipo de intervención que se realice en el sistema, el mismo compensará los frutos de su participación positiva o negativamente dependiendo el caso. A esta situación, Senge la llama “retroalimentación compensadora.”
3. La conducta mejora antes de empeorar:
Esta ley es análoga de la primera. Muchas veces por intentar solucionar un problema de manera rápida, se toman decisiones apresuradas y sin pensarlas, que si bien resuelven el problema en ese momento, a largo plazo provocan problemas mayores. Las famosas soluciones “parche” que tapan el problema momentáneamente ahora pero no de manera definitiva. Explicándola en términos del lenguaje coloquial sería “patear la pelota para adelante”. Si bien puede parecer que los problemas se arreglaron en el corto plazo, si no se atacaron las causas y las mismas quedaron ocultas, la situación seguramente empeorará mucho en el futuro.
4. El camino fácil lleva al mismo lugar:
Si siempre aplicamos las mismas soluciones porque nos resulta más fácil o porque estamos en nuestra zona de confort no estaremos comprendiendo que “hacer siempre lo mismo nos llevará a los mismos resultados “. Para evitar esto habrá que salir de ese facilismo buscando encontrar nuevas opciones desde otra perspectiva que nos quite esa inacción para solucionar el problema de manera efectiva.
5. La cura puede ser peor que la enfermedad:
Al tomar una decisión acerca de que acciones vamos a implementar para solucionar un problema, será importante estudiar al mismo tiempo qué consecuencias traerá la implementación de las mismas, porque dichas posibles soluciones podrían conducir a nuevos problemas, incluso más grandes de los que ya teníamos. Por lo tanto, toda solución a largo plazo debe ser pensada en la capacidad del sistema de poder sobrellevar sus propias cargas y que no generen nuevos o mas problemas en el futuro.
6. Lo más rápido es lo más lento:
¿Recuerdan la fábula de la tortuga y la liebre? ¿Quién gana la carrera? Entonces hay que comprender que no siempre lo más rápido es la mejor opción. La idea es conseguir resultados óptimos y duraderos y no inmediatos que sólo duren poco tiempo.
7. La causa y el efecto no están próximos en el tiempo y el espacio:
Es muy común pensar que ambas situaciones van de la mano, pero eso la mayoría de las veces no es así. Si ante la aparición de un problema profundizamos y buscamos las causas, pueden que las mismas sean muy anteriores al hecho, y ocasionalmente haberse derivado de otros problemas aún más lejanos.
Del mismo modo, también hay que pensar que la aplicación de una corrección necesitará su tiempo y espacio hasta que produzca su impacto. Por lo tanto, hay que buscar soluciones efectivas y duraderas, quitándonos la ansiedad de la inmediatez, entendiendo, que en muchas ocasiones, las soluciones efectivas tienen su tiempo en generar su efecto positivo.
8. Los cambios pequeños suelen producir resultados grandes:
Muchas veces en busca de encontrar una solución a un problema dificultoso se piensa en buscar la “gran solución” que conlleve muchos esfuerzos y recursos. Sin embargo, es importante, buscar y encontrar los puntos de apalancamiento. Los puntos de apalancamiento son zonas dentro de los sistemas que si se logra encontrarlos, probablemente se consiga una solución relevante y duradera con mínimos esfuerzos. Lo que suele suceder es que éstas zonas no son evidentes tan claras como para encontrarlas.
9. Se pueden alcanzar dos metas aparentemente contradictorias:
¿Y por qué no se podría? Para lograrlo solo hay que estar dispuesto a hacerlo, entendiendo que hay que saber esperar y que no es posible ejecutar las dos al mismo tiempo. Por lo tanto, debemos focalizamos primero en una, pero mientras tanto le dedicamos tiempo y espacio a la otra. Como vimos en el punto 7, sabemos que las causas y los efectos no están próximos en el tiempo y que habrá que pensar en el proceso total a largo plazo.
10. Dividir un elefante por la mitad no genera dos elefantes pequeños:
Ésta frase sirve como analogía para interpretar que en muchas ocasiones si a un problema grande lo dividimos en dos (o más partes) para solucionarlo, probablemente después, se tenga dos (o más) problemas para enfrentarse en vez de uno solo.
11.-No hay culpa:
Ante lo aparición de un problema siempre tiende a buscar justificaciones y culpas externas (la situación socio-económica, la competencia, etc.), pero lo que sucede con esto, es que no nos damos cuenta, que nosotros y el problema formamos parte del mismo sistema.
La parábola de la rana hervida
Si bien no es una de las leyes, la parábola de la rana hervida es sin duda, otro anexo del pensamiento sistémico, que añade un valor agregado importante al mismo.
La parábola de la rana hervida es una analogía que usa Peter Senge en su libro “La Quinta Disciplina” para describir como se debe reaccionar ante los problemas.
La hipótesis de la misma es que si una rana la echas directamente sobre el agua hirviendo la misma rápidamente intentará salir porque advierte el peligro dándose cuenta del cambio de temperatura, en cambio, si a la rana la pones en agua a temperatura ambiente y luego se lleva a ebullición lentamente, ella no percibirá el peligro, porque no se dará cuenta del cambio de temperatura del agua porque se irá adaptando y se cocerá hasta la muerte.
Esta parábola la podemos analizar desde dos puntos de vista
- Cuando los problemas avanzan progresivamente tan lentos probablemente no los detectemos y los daños a mediano o largo plazo tenga consecuencias graves si no reaccionamos a tiempo.
- Las personas actúan como las ranas y prefieren que los cambios sean lentos y graduales, ya que si son abruptos, las personas se sentirán incómodas ante el nuevo escenario repentino, hasta el punto de poder llegar a colapsar.
Para finalizar les compartimos un vídeo de nuestro canal de YouTube donde explicamos las leyes del pensamiento sistémico
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